miércoles, 17 de octubre de 2012

El pelotudo argentino

por Ezequiel Solano 



El pelotudo argentino no mira televisión, la acata.

Es ese pelotudo que pone el grito en el cielo y llama a Magdalena si le vienen 15 pesos de aumento en la factura del gas y de verdad cree que lo están choreando pero cuando las empresas de celulares, las prepagas, los colegios PRIVADOS y las proveedoras de cable lo empernan con arandela y todo automáticamente, por default razona que son "reacomodamientos propios del mercado".

El pelotudo argentino viene desprovisto de fábrica de todas las ideologías que ponen el acento en lo nacional y priorizan el interés del país al que pertenece. Para él sólo tienen valor los intereses nacionales de los países de origen de las empresas que vienen a hacer negocios acá.

El pelotudo argentino está convencido de que "siempre fue así" aunque nunca pueda probar absolutamente nada de lo que repite tontamente. Está fatalmente convencido que "este país no tiene salida" y que por eso hay que hacer la propia ¿vistesss?

El pelotudo argentino cree que siempre los ricos fueron ricos y los pobres fueron pobres, no contempla la posibilidad de que algo pueda cambiar y cree que los que lo intentan son unos pelotudos.

El problema del pelotudo argentino es su obsecación en defender las condiciones estructurales que determinaron que sea tan pero tan pelotudo. Es el típico gil a cuadros que defiende a Biolcatti y a Clarín y cree que el Golsito que a duras penas está pagando en cuotas se lo debe a ellos y no a los pelotudos que como él generan con su trabajo la riqueza de los poderosos.

El pelotudo argentino ni siquiera tiene méritos propios en su pronunciado nivel de pelotudez, lo que a todas luces es la suma de las ignominias, porque ser pelotudo y ni siquiera haber hecho un cursito para tal fin es lo peor que te puede pasar. Es todo un logro argentino, lo hicieron enterito acá los que siempre tuvieron claro que la mejor defensa de sus intereses es que haya un ejército de pelotudos que estén convencidos de que nada debe cambiar.

Al pelotudo argentino lo mata la indefinición y prefiere la rutina de lo malo conocido. Además es cagón y hasta se banca que le descuenten el sueldo con tal de que no lo rajen. Es pragmático, para él la ideología no cuenta. El mundo está dividido entre los vivos y los giles. Ya se sabe dónde cree estar ubicado, ni falta hace que lo digamos.

El pelotudo argentino que antes se aterrorizaba con Lanata ahora lo mira como a uno del palo y le comenta a sus amigos "lo groso que estuvo el gordo anoche".

El pelotudo argentino se conmovió con el rescate de los 33 mineros pero jamás criticó y en muchos casos ni se enteró de las condiciones infrahumanas del trabajo en las minas trasandinas. 

El pelotudo argentino no discute de política porque "ni él va a cambiar tu forma de pensar ni vos se la vas a modificar a él".

El pelotudo argentino es algo así como la condición necesaria para que el país no salga adelante, es la materia prima de la dependencia.

El pelotudo argentino es la garantía que tienen las minorías poderosas de que nunca habrá mayorías que se les planten y les digan ¡Basta! Porque el pelotudo argentino defiende a los que lo empoman día tras día y le hacen creer que es un ganador.

Eso sí, es muy pagado de sí mismo, lo que se dice "un ganador" de esos que abrevan en Sofovich, Rial y Baby Etchecopar, de esos que cuando la Panamericana se abotona un domingo a las 20.00 se mandan por la banquina al palo. Cuando salen a la mañana de su casa y desactivan la alarma del Duna arqueando el labio inferior a la John Wayne y escuchan al robot decir "X 28 de-sac-ti-va-do" sienten hasta una leve erección.

Vos, ¿¿¿sos un pelotudo argentino???

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